Los portugueses siguen la vida normal, no sé, fui pensando cómo sería un país intervenido, y total, que había vacaciones y tranquilidad como aquí. No se nota nada. Cruzamos todo el Alenteijo y vimos mucha agricultura y nada de industria. El destino fue un camping muy bien ubicado en Outão, por Setúbal, 30 km o menos de Lisboa. La playa de Outão es fea, y el camping también. La verdad es que casi no hay area de acampada, la gente que viene es de caravana y fija. Me gusta sólo el sistema de que no hay parcelas y te pones donde más te guste, siempre me ha gustado más los campings así. Outão está en el principio del parque nacional de Arrábida, con unas playas maravillosas, mar azul clarito y sobretodo muchísimo verde. Es realmente un espectáculo. Fuimos a las playas de Figueirinha y Portinho y se come muy bien y muy barato en restaurantes con mariscos y arroces de todo tipo a la orilla. La arena es branquísima y el mar muy frío. En la sierra de la Arrábida hay un camino que puedes seguir hasta llegar a Lisboa por un puente alternativo, o sino puedes ir a Lisboa por Setúbal, a cruzar por el puente más largo de Europa. Aquí, las vistas de la carretera del camino alternativo.
En Lisboa hay tranvías de transporte público y alguno turístico. Nos hemos subido en el turístico sin preguntar el precio, y resulta que costaba 38€. Nos enteramos a medio trayecto y nos sorprendemos tanto con el precio que se enfadaran y dijeran que no hacía falta pagar. Eso sí, la otra mitad del trayecto la tuvimos que hacer en bus.
El centro de Lisboa es precioso pero nos pareció raro que están todos los edificios abandonados y vacíos. Una pena. Había turistas, claro, paseando, pero la dejadez de la zona daba pena... A parte de esa calle, que era como una rambla principal.
Hum... que maravilla de comida! O bacalhau, as sopas, os mariscos! Hemos llegado a comer un menú por 4€ delicioso. Nada mal. Y los campings, en media, nos costaran apenas 21€ y incluían tres personas, coche y tienda. Toda una ganga!
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